El cannabis es extenso en cuanto a su cultivo, y así mismo lo es con su genética y variedades. Se habla de que todo se deriva de una sola especie la cual es la sativa, pero para ser más generales, hay subespecies que rigen el cannabis y son la sativa, la indica y la rudelaris. Muchos ya dicen que la autofloreciente podría ser una subespecie, pero en realidad para llegar a ella se inició con la misma subespecie rudelaris hibridándola con sativas o índicas, ya que la rudelaris no es psicoactiva, y para obtener esto se logró aprovechando los efectos de las sativas o índicas contenidos en su genética, dando plantas que a través de mejoras en sus cruces de las mismas autoflor, se ha logrado estabilizar mucho sus tamaño ya que las primeras generación de autoflorecientes daban plantas de muy baja estatura, y para corregir esto, mediante la selección, se ha logrado llegar a generación de hasta la F5, también refinando la potencia, ya que las autoflor en su inicio no lo eran tanto.

Las autoflorecientes o automáticas, para florecer no depende del fotoperiodo, pudiendo entrar a floración en un fotoperiodo vegetativo superior a las 12 horas luz, pudiendo florecer incluso con 23 horas luz, lo que no se puede alcanzar con las índicas o sativas, las cuales para entrar y permanecer en floración requieren un fotoperiodo de 12 horas luz como máximo y hasta cosecha.

La ventaja de las autoflor además de no depender del fotoperiodo para florecer, es que son muy rápidas en comparación a las variedades más precoces índicas o híbridos con dominancia índica, ya que muchas autoflor entran a florar en tan solo 3 semanas, la mayoría a las 4 semanas, y teniendo igualmente una floración de solo 1 mes, siendo cosechadas en 4 semanas listas para el secado, con un total de mínimo 2 meses desde que nace hasta su cosecha, habiendo unas que se alargan hasta los 2 meses y medio máximo. Esta ventaja de ser rápida,

pude causar un factor que es desventajoso, lo cual es el tamaño, ya que por tener tan poco tiempo de crecimiento, su estatura queda reducida a muy pocos centímetros. Hay que tener en cuenta que las autoflor se pueden cuidar como cualquier otra planta de cannabis índica o sativa, pero se podrían tener en cuenta ciertos factores para obtener plantas más altas y de mejor ramificación y producción, que incluso a las índicas y sativas serían de igual efectividad al ser aplicadas en ellas.

Existen técnicas que se han llevado a cabo para mejorar y alcanzar mayor producción, mediante podas, amarres o guías, dobleces y hasta fracturas, todas benéficas buscando casi siempre un mismo fin, mayor producción por planta.

Las tendencia al cultivar las autos es hacerlo sin podas ni amarres, simplemente como es su forma natural sin intervención nuestra, incluso se empieza en su crecimiento vegetativo con 1 o 2 trasplantes, lo cual se debería obviar en el cultivo de las autos, ya que por su corto tiempo de crecimiento, no es recomendable hacer trasplantes y siempre una vez germine la semilla cuando ya tenga unos 2 mm de raíz, pasarla a su matera definitiva y de buen espacio, más de 15 litros diría yo, con gusto ellas crecerán plácidamente.

Cuando ya esté bien anclada a la tierra luego de unos primeros días luego de su germinación, se puede iniciar haciendo una poda apical para lograr una bifurcación, pero que sea antes del nudo 4. Una vez bifurcada, se puede empezar a hacer algún amarre con alambre enterrando al sustrato, o con tiras también sirve, sin ir a estrangular el tallo a amarrar, y asi iniciar una posición paralela al suelo. Sucesivamente se pueden hacer podas apicales a cada rama antes que llegue al nudo 4 e igualmente ir guiando para que tome una posición abierta al sol, sin una rama guía principal, sino todo un mar verde horizontal.

Si no se quieren hacer las podas, también se puede optar por solo guiarla con amarres para lograr un mayor protagonismo de las ramas inferiores y los cogollos más bajos, tornando todo como una planta casi plana y muy paralela al suelo.

Los amarres y guías son una excelente opción para lograr estimular el crecimiento y más que nada la no entrada tan rápida a floración como normalmente lo hacen las autoflorecientes. Tanto las ramas principales así como las ramas que le salen a las ramas del tallo principal deben ser amarradas, dobladas y guiadas para quedar paralelas al suelo y abiertas al sol completamente y así estimular mayor crecimiento vegetativo.

Por último, para lograr aumentar aún más la producción de autoflorecientes, es recomendable el uso de potenciadores incluso en toda la vida de la planta y no esperar a que sea el pico de crecimiento y el pico de floración para aplicarlos, sino usarlos en cada etapa en su totalidad de semanas, tanto un potenciador de crecimiento que contenga solo nitrógeno orgánico para potenciar ramificación y provocar mayor crecimiento, sino también en floración aplicando un potenciador PK que contenga solo fosforo y potasio hasta una semana antes de cosechar, con esto los cogollos de las autoflorecientes logran un tamaño mayor y más compacto.

Ahora bien, si se le facilita al cultivador combinar varias técnicas para aumentar ramificación y producción, usando potenciadores, bioestimuladores, amarres, podas, complemento lumínico, etc., obtendrá una planta que a final de cuenta de automática solo tendrá la rapidez de cultivo sin depender del fotoperiodo, más no la poca producción muy común en ellas.

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